sábado, 2 de mayo de 2015

JUGAR SIN MÁSCARAS

El humor y la lectura de la realidad están presentes en "Distracciones", obra de Carlos Gorostiza, actuada por un creativo elenco de jóvenes dirigidos por Mariana Giovine.


      ¿Es posible rescatar momentos robados a causa de distracciones? ¿Qué errores propios y ajenos no fueron advertidos? La peripecia doméstica que propone el dramaturgo, director y narrador Carlos Gorostiza en Distracciones desliza parecidos interrogantes.

La obra parte de una charla entre hermanos, la adolescente Vero, inquieta y fabuladora (Luciana Vieyra ) y Nico, joven músico integrante de una banda de rock (Juan Pablo Galimberti),  hijos de diferentes esposas de un mismo padre. Este personaje, ausente en escena, prometió reunirse con ellos para anunciar el compromiso con la joven Lucre (Violeta Zuvialde). Pero la espera se alarga y crece el temor de que se pulverice la concreción de un proyectado ensayo. Los hermanos dialogan, insinúan deseos y se atreven a ponerle nombre a las frustraciones, perfilando sin trampas aquello que los caracteriza. No eluden las contradicciones que en algunas secuencias devienen en silencios o en pausas tan elocuentes como las palabras que sueltan en los desbordes. Las atrevidas observaciones de Vero y las mesuradas de Nico conmueven por su naturalidad, expresadas en un lenguaje que por genuino desafía al engaño. 
  
     Mientras persiste la demora, surgen particularidades en torno de ese padre ausente apodado Cacho, rasgos que Lucre completa al ingresar a la casa, donde otro personaje se suma al encuentro. Se trata de El Negro (Jorge Seleme), músico integrante de la banda, alterado por el frenético temblor que le produjo el robo de su instrumento. Centrado en su desgracia, sólo se aquieta al percibir en su pierna el deliberado roce del cuerpo de la traviesa Vero.  Un visitante no convocado es  Vicente (Franco Moix), diligente empleado del padre en fuga y mensajero de un hecho impensado.    

     Vivacidad y humor son elementos afines a esta pieza que no descarta la reflexión. ¿Qué distrajo a los hermanos, sobre todo a Nico, el mayor? ¿Por qué cargar con la fechoría ajena? ¿Tan caro se pagan las distracciones? La reacción atemperada de los personajes y el anhelo de dicha allanan un itinerario interior que amenaza convertirse en una carrera de obstáculos.  

     Con un comienzo en apariencia trivial, los protagonistas demuestran que ciertas reiteraciones son necesarias para que aparezca lo inesperado o nuevo. La directora  Mariana Giovine logra que los tiempos destinados a cada escena permitan a los intérpretes apropiarse sin rupturas de sus personajes, y a cada espectador, utilizar la “cámara” que lleva en su cerebro y advertir aquello que está detrás de una resolución cómica.

      Distracciones renueva tensiones y fantasías sobre el desajuste de la vida de unos jóvenes que desean afirmarse, dejando atrás  ese estado impreciso y frágil en que se encuentran. De ahí tal vez la decisión de Nico de mirarse a sí mismo y aferrarse a la música que, al igual que toda pasión y todo arte, conforta y abre perspectivas. Aprender de la realidad y no de las convenciones sobre la realidad es acaso una de las propuestas que se desprende de la sólida dramaturgia de Gorostiza, quien se permite prescindir de adornos para que el espectáculo resulte nítido y los intérpretes, hábilmente conducidos por Giovine, encaren con lucidez y gracia un juego teatral que propicia actitudes liberadoras entre apuntes cómicos.       

Ficha
    Autor: Carlos Gorostiza. Elenco: Juan Pablo Galimberti., Luciana Vieyra, Jorge Seleme, Violeta Zuvialde y Franco Moix. Escenografía y vestuario: Agustina Filipini. Iluminación Fernando Chacoma. Música: Ignacio Gabbanelli y Lautaro Rodríguez Álvarez. Dirección: Mariana Giovine. Asistencia de dirección: Gladys  Escudero. Producción TNC: Lucero Margulis. Fotografía TNC: Gustavo Gorrini y Mauricio Cáceres. Diseño gráfico: Verónica Duh y Ana Dulce Collados.
En la Sala Orestes Caviglia del TNC, Libertad 815 (tel. 4816-4224).