Acaso la “verdadera vida” sea regresar a
Moscú donde se criaron. Ha muerto el padre y la casona rural se les antoja un
abismo, pero han pasado años y ya no son las muchachas que fueron, las que
deseaban amar y ser amadas. En Olga/Masha/Irina. Variaciones sobre
Chéjov, el dramaturgo, director, maestro y fundador de teatros valenciano José
Sanchís Sinisterra, las recupera en el después. De este autor se recuerda,
entre otras valiosas obras escenificadas en Buenos Aires, Terror y miseria
en el Primer Franquismo (Celcit) y El cerco de Leningrado (Andamio
90). En su versión, las protagonistas
del título juegan por momentos a ser jóvenes, y en ese desplazamiento hacia el
tiempo ido fabulan una vida activa y libre, atrapan risueñas situaciones del
pasado y se incentivan rescatando anteriores y nuevos sueños. Sus nombres y sus
vidas conforman el núcleo de Las Tres Hermanas, obra estrenada
originalmente en 1901 en el Teatro de Arte de Moscú. Su creador, Anton Chéjov,
nacido en 1860 en Taganrog, Rusia, y fallecido en 1904 en Badweiler-Alemania
enfermo de tuberculosis, fue médico rural comprometido con la salud y educación
de los campesinos, implacable ante la injusticia, creador tenaz y de generosos
gestos. Supo renunciar a su lugar en la Academia de Bellas Artes de Moscú en
protesta por la exclusión del escritor y político ruso Máximo Gorki
(1868-1936), autor de un bello texto tras la muerte de su amigo y maestro
literario. Un Chéjov volcado al humor, sobre todo en sus cuentos, y un ser
atento a las cicatrices que dejan los años perdidos. Señales que en algunas de
sus obras enlaza con los misteriosos sonidos de la naturaleza, como en El
jardín de los cerezos.
Con dirección de Alejandro Giles, también
actor y maestro de teatro, la obra viene ofreciéndose en El Camarín de las
Musas (Mario Bravo 960, CABA) con un elenco de importante trayectoria.
Participan las actrices Livia Fernán, en el rol de Masha, Emma Rivera (Olga) y
Ana María Castel (Irina). Ellas son las que aciertan en este “juego teatral”
que inician a modo de planteo sobre qué hacer, para luego apropiarse con
soltura de sus personajes. Individualidades convencidas de que las ilusiones
tienen poca cabida en el espacio rural que habitan. Es así que, en el intento
por estimular el presente y la memoria, descubren que no les han crecido alas o
no intentaron alzar vuelo. A pesar de ello escapan de la queja, intentan hallar
secuencias felices y logran entablar un diálogo ocurrente e irónico.
Las fantasías en relación a lo propio y a
los personajes recordados por las hermanas adquieren especial significado en
los años que preceden al fin del zarismo, no inmediato entonces, pero en ciernes,
como lo demostrará la historia: los levantamientos contra el zarismo de febrero
de 1917 y la toma del poder bolchevique en octubre de ese año. Tiempo revuelto
no señalado en la obra como sí lo es el pasaje al presente de temas y
reflexiones siempre vigentes dichas a los espectadores con especial énfasis por
las actrices: “por qué (o tal vez para qué) vivimos” y “por qué sufrimos”.
Olga/Masha/Irina
Variaciones sobre Chéjov
de José, Sanchís Sinisterra
Intérpretes:
Ana María Castel, Livia Fernán y Emma Rivera.
Dirección: Alejandro
Giles
Asistencia de dirección: Damián Guzmán, Edgardo Fernández
Fotografía:
Martín Siccardi
Diseño especial, estético e iluminación: Alejandro Giles
Prensa:
Silvina Pizarro.
Teatro: El
Camarín de las Musas, Mario Bravo 960 CABA
Funciones:
Domingos a las 20
Reservas: 48620655