lunes, 2 de marzo de 2015

LA AVENTURA DE SER EN LA ESCENA. Entrevista a Eduardo "Tato" Pavlovsky, Susy Evans y Eduardo Misch

Eduardo "Tato" Pavlovsky

Artista de su propio cuerpo,  Eduardo “Tato” Pavlovsky retorna con su última creación, la perturbadora “Asuntos pendientes”,  en un intento por quebrar la indiferencia social.   

El dramaturgo, actor y médico psicoanalista Eduardo “Tato” Pavlovsky no oculta su emoción al recibir premios, seis en 2014 y uno reciente, el de Doctor Honoris Causa en reconocimiento a su trayectoria en la dramaturgia y el psicodrama, otorgado por la Universidad Nacional del Sur (Bahía Blanca). Lo conmueve el fervor que manifiestan quienes siguen su trabajo y destacan su personalidad de hombre de la cultura. Una figura que completa una labor de años, no contaminada por el discurso vano  y la complacencia. Nuevamente en escena, tras superar problemas de salud, presenta Asuntos pendientes, título de 2013 que no pierde significado, al igual que la mayoría de sus obras,  entre otras TelarañasEl señor GalíndezTercero incluido, Paso de dos, PabloRojos globos rojos y Poroto;  La muerte de Marguerite DurasVariaciones Meyerhold  y Solo brumas,  piezas apreciadas en diferentes ámbitos y países, y muy especialmente en Francia, donde semanas atrás se ofrecieron lecturas de Potestad e Imperceptible, en la Maison de l’Amérique Latine. El retorno es en el Centro Cultural de la Cooperación, donde el artista estrenó Asuntos… y otras creaciones junto a su equipo.  Entrevistado en  su casa de la calle Sucre, el autor aporta ideas sobre el personaje que anima (Aurelio), junto a la actriz Susy Evans, en el cambiante rol de la mujer de Aurelio, y el actor Eduardo Misch, el Pibe, comprado de niño a una familia pobre del norte argentino. La dirección es de la actriz Elvira Onetto, quien ha participado en numerosas obras del dramaturgo.  Como en las anteriores puestas,  “el propósito del grupo –apunta el autor- es mantener el espíritu de denuncia, anárquico y transformador, y  hacer visible la subjetividad de las personas que viven en la pobreza, la ‘resaca’, como dicen algunos, que tienen otras reglas y otros valores.” 

     --El término resaca suena ofensivo, pero no extraño a la realidad. ¿Lo que se cuenta en la obra es reflejo del pensamiento disperso de Aurelio?

      Eduardo Pavlovsky: --Como en un cuadro no figurativo, la cabeza de este personaje es atravesada por situaciones históricas muy difíciles. Es un ser contradictorio en lo que siente y lo que ve. Hace las veces de represor y reprimido, y es un precursor más del incesto familiar. Por eso la interpretación debe ser cambiante y dinámica: caleidoscópica. Estoy muy conforme con las presentaciones que hicimos en Caliban (el teatro de Norman Briski) y en la Universidad de Tandil (UNICEN). La manera de ver de los jóvenes se plasma más con la diversidad y la multiplicidad. Tuvimos oportunidad de comprobarlo también en Caliban. 

      --¿Acaso la gente mayor no acepta la diversidad?

      E.P.: --A mi edad no puedo decir eso, pero, en general, el espíritu de transformación es menor.  Y en este sentido, el  incesto puede ser  algo descomunal, aunque no lo sea para los personajes de la obra. Para éstos es habitual, incluso justificado por cómo viven.  Cuando el hijo regresa de Formosa es ya el mejor productor de películas porno.  Ese hijo comprado de niño tiene el destino señalado.  

      --¿El psicoanálisis influye en este intento por conocer la subjetividad de unos personajes que parecen no tener un lugar fijo y cambian de identidad? 

       E.P.: --No influye más de lo que pueda influir en una persona ajena a la profesión. Parto de ideas estético-culturales.  En esta obra el complejo de Edipo se pulveriza. No existe la relación hombre-mujer, madre-niño. Lo que quiero ver,  saber  y me interesa --como me interesó en Solo brumas--  es qué pasa en  la cabeza de la gente que vive en condiciones de pobreza y marginación. 

      Susy Evans: --En esta obra la mujer de Aurelio tiene una actitud más humana que en Solo brumas (2008). Puede ser cariñosa y maternal y todo es posible. La mujer siente mucho afecto por el Pibe, y eso no proviene de la cabeza de Aurelio: es real. Ella tiene distintos nombres, no es una gran madre, pero vive la relación con ese hijo como una verdad. 

      E.P.: --Dice barbaridades y ofrece su sexualidad como una entrada a un mundo que el Pibe va a convertir en propio y lo llevará a sentir admiración por esos padres.

      Eduardo Misch: --Ella no es tan pasiva como parece. En determinado momento se despega de Aurelio y concreta un acto erótico inimaginable. El Pibe, ya hombre, es “residuo” de una generación que ha sido devastada. Decir “resaca” suena fuerte, pero no es un término inventado por nosotros. Aparece en los libros y las manifestaciones. Ellos son eso para la sociedad, ¿acaso no nos hemos acostumbrado a verlos comer de la basura?

       E.P.: --La cifra de pobreza es alta, aunque no haya acuerdo en los porcentajes.  Un sector se ha modificado, tal vez el de la clase media...

       E.M.: --El  cartonero de la época del ex presidente Carlos  Menem no es el cartonero de este tiempo, más organizado. Pero su trabajo no ha desaparecido como forma de subsistencia. Tampoco acabó el abandono de los chicos. Asuntos… pone el foco en la miseria, toma en cuenta a los niños y señala crudamente la deuda que tenemos con ellos.

       --¿De ahí la alucinada visión de unos niños de color cetrino que marchan vistiendo remeras con números y letras que los identifican?

       E.M.: --Son los chicos destinados a arrojarse con cierta alegría a las aguas de La Costanera,  sólo porque antes les dieron un plato de lentejas.

        A.P.: --Lo obvio y terrible en la interacción de este sector tan excluido, tan bajo en posibilidades de potencial humano, es que se reorganiza con valores distintos a los que exige el resto de la sociedad.  Por eso Aurelio advierte al Pibe sobre el futuro: “No mires ni contestes a nadie nunca nada. Tu vida es esta casa, más allá de este muro la gente tiene dentadura, acá, en cambio, no tiene dientes. Estás marcado, pero disfrutá este destino, jugálo a fondo y con alegría. Podés armar un campeonato de fútbol, pero no trates de pasar al otro lado ni imitar a esa otra gente. Esta desgracia compartida puede convertirse en algo muy terrible o en algo muy creativo, depende de cómo te muevas. Podés inventar pero no contestes”.  Para la cabeza de un pibe que vive así, el incesto es parte de un proceso natural de crecimiento. 

     --¿Un ejemplo real es el padre o el tío que desvirga a la adolescente de la familia? 

     E.M.:--Sí, son comportamientos culturales. El Pibe de la obra termina siendo un buen pornógrafo, y  vive su profesión con alegría, más allá de si esto en la obra es cierto o sale de la cabeza de Aurelio, o si el Pibe vuelve o está muerto. Lo que vemos es que su entrada al mundo de los padres es positiva, y lo dice: afuera de este muro me enteré que no somos nadie.  

     --¿Cómo reacciona el público? ¿Se escandaliza? 

     E.M.: --El público debe saber que Asuntos… no es una comedia.

     E.P.: --Esta obra no ha tenido mucho diálogo con el público. Lo más elogioso que escuché fue en el ámbito universitario, con espectadores preparados para el debate y las actividades que se realizan en los teatros de los bordes. Personas que se han sentido realmente movidas de sus asientos.

      S.E.: --No siempre tuvimos esa experiencia. Supimos que un psicoanalista se levantó furioso, y también otra gente que se considera progresista. Creo que es una obra molesta. El espectador no sabe quién persigue a quién ni de dónde vienen y hacia dónde van los personajes.

      --¿En parte porque expone tabúes y no ofrece certezas?

     E.P.: --Puede ser. Para un autor es aventurado anticipar cuál será la reacción del público. En una conversación que mantuve con Daniel Veronese, un autor y director interesante al que admiro por muchos motivos, supe de la resistencia a algunas de mis obras. Veronese dirigió obras mías y recuerdo que se resistía a una escena. El teatro es así, uno puede o no puede aceptar o entender, y esto le pasa  también al público; uno puede sollozar si se emociona y probablemente olvidar.  El teatro es un lugar en el que me reconozco, una muestra de la sociedad y un  apunte de las cosas que pasan en la vida.  

Asuntos pendientes, de Eduardo  “Tato Pavlovsky
Reposición en la Sala Raúl González Tuñón del
Centro Cultural de la Cooperación.
Corrientes 1543 CABA.  

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