"La memoria de Federico", de Etelvino Vázquez
Cecilia Hopkins en el Centro Cultural de la Cooperación |
El adiós que lastima se transforma en
juego escénico para acercar a dos seres amigos que se complementaban
en el arte: la actriz catalana Margarita Xirgu (Molins de Rey 1888 -
1969 Montevideo) y el poeta y dramaturgo Federico García Lorca
(Fuentevaqueros 1898, fusilado en Viznar el 19 de agosto de 1936).
Sucede en La memoria de Federico, una evocación del asturiano
Etelvino Vázquez, autor y director premiado, actor y docente,
fundador en su país del Teatro del Norte, espacio de proyección
internacional. Con un afinado y conmovedor protagonismo de Cecilia
Hopkins (La recaída, de Julio Cardoso; Milonga desierta;
Gemma Suns, Zona de oscuridad y La cabeza de
Acevedo; docente, periodista y autora de textos de
investigación), la obra aproxima a aquellos artistas amigos a través
de pequeñas historias y diálogos reales o imaginados, a los que se
suman el canto y la danza. Sobre esta puesta en el Centro Cultural
de la Cooperación, Hopkins aclara que se trata de una versión de la
pieza original, creada en el marco del Proyecto Xirgu-Lorca, y
ganadora -a modo de coproducción- de Iberescena. De ahí su estreno
en España y la participación de Vázquez en el rol de Lorca. A su
regreso, y en el formato de unipersonal, fue presentada en el
Banfield Teatro Ensamble, el Teatro Italiano (Chacabuco) y el Teatro
El Pasillo (Jujuy).
“Etelvino me dio amplia libertad para
este unipersonal. Libertad que me había dado cuando estrenamos Gemma
Suns en España. El
título lo acordamos entre los dos, y destaco especialmente su
autoría porque a él le corresponde la estructura del espectáculo,
es un gran conocedor de la totalidad de las obras de Lorca y aportó
mayor cantidad de textos.
--¿Xirgu sería aquí la
depositaria de la memoria de Federico?
--Sí, y en lo que pareciera ser un
ritual en ella, que está muerta y no sabemos en qué “limbo” le
rinde homenaje. Incluso, le cuenta cosas que él tal vez nunca supo.
En la obra están todos los textos de Etelvino más los que incluí
para dar mayor carnadura a Margarita, el personaje visible para el
espectador.
--Lorca no está corporizado pero sí
presente a través de sus poemas, su historia... y los traviesos
comentarios de Xirgu sobre lo publicado por los críticos de entonces
referidos a su actuación y a las metáforas del poeta.
--Había que desestructurar... Esta
Xirgu toma aquellas críticas con humor. Críticas sobre ciertas
cursilerías que no pasan de ser sólo ironías. Tanto esos
comentarios como las cartas no son inventos. Etelvino aportó la
documentación que dio empuje a la obra, y yo incorporé otros
materiales. Era importante que apareciera la carta firmada por
intelectuales y escritores -también figura Jorge Luis Borges-, donde
se decía que habían silenciado a una de las voces más puras y
nobles de España.
--La publicación de la
correspondencia de Lorca tuvo sus detractores. Hubo quienes señalaron
la trivialidad de algunos textos...
--Pero otros permitían descubrir
facetas de su personalidad. Entre otras cartas, nos interesó aquella
en la que cuenta a un amigo que él empezó dedicándose al teatro
para contentar a sus padres y no le reprocharan “hacer nada”.
¡Increíble!, porque entre nosotros su teatro ha sido y es muy
valorado.
--Pensemos que los artistas
españoles tuvieron contacto con la Argentina desde antes de la
Guerra Civil española (1936-1939), y era natural que buscaran
refugio en el país y divulgaran las obras de Lorca.
--Y con éxitos...
--La figura de Yerma aparece aquí
como símbolo de una España que va camino de una revolución. ¿Es
así?
--Esa es una interpretación mía.
Acordamos con Etelvino sacar a Yerma del lugar de la mujer postergada
e infértil. Imaginamos que sería lindo que Xirgu, tan “roja” en
su pensamiento, hubiera visto en la Yerma de
Lorca a una España deseosa de parir una revolución. Quise
darle un cariz político, así como ver en La casa de Bernarda
Alba -otra de las obras que incorporamos a modo de fragmento- un
atisbo del franquismo. Lorca la escribió dos meses antes de que lo
mataran. Presentía una etapa de luto permanente y un prolongado
silencio. Sentí que en el unipersonal debía pesar también esa
amenaza en Xirgu. De hecho, ella no quiso volver más a España.
Cuando estrena Yerma tiene presente esa situación. Es época
de huelgas... En la obra se pregunta si esos movimientos son el
comienzo de una guerra civil. También porque ya entonces había
consejos de guerra y pena de muerte.
--En este trabajo se toman dos
fechas sobre la amistad de Lorca y Xirgu, una es 1926, cuando el
poeta entrega a la actriz el texto de Mariana Pineda, y
otra, 1936, año de su fusilamiento. Allí surge otro adiós, pero
desde el poeta...
--En ese final, Lorca rechaza dejar
España y toma la bandera de los otros: “Canto el canto de los que
callan, de los que mueren...” Etelvino introdujo unos cantos que
estremecen: “España es un toro que se quema vivo. Veo sangre
correr en las calles y yo voy cantando coronado de espinas. España
es un río de lamentos, un pueblo envuelto en un manto negro”. Para
esa escena creamos, a través de la danza, un vínculo entre un velo
negro y una sombrilla, como si fuera una bandera. En otro momento,
esta Xirgu de la obra canta: “Si me quieres escribir ya sabes mi
paradero, Tercera brigada mixta, primera línea de fuego”. Este es
un canto de la guerra civil que por supuesto Lorca no conocía porque
fue fusilado a un mes del comienzo de la guerra. .
--En Poeta en Nueva York y
Sonetos del amor oscuro, Lorca
expresa ese dolor que algunos toman como denuncia. La belleza, tan
buscada y frágil, provoca y es a veces dolor en sus creaciones. ¿Esa
conjunción de belleza y dolor intensifica el acercamiento a la obra
del poeta?
--Eso es algo que siento ante sus
textos y poemas, también ante los más sencillos:“Si muero, dejad
el balcón abierto./ El niño come naranjas/ (desde mi balcón lo
veo)./ El segador siega el trigo./ (desde mi balcón lo siento)/ ¡Si
muero,/dejad el balcón abierto! “/ Etelvino lo eligió para el
comienzo de la obra, y era él quien lo decía en España. Sentíamos
que era una puerta abierta al mundo de Lorca.
--A quien Xirgu reitera su adiós...
--Es parte de su ritual. “Tardará
mucho tiempo en nacer,/ si es que nace,/ un andaluz tan claro, tan
rico de aventura./ Yo canto su elegancia con palabras que gimen/ y
recuerdo una brisa triste por los olivos.” Este es un fragmento del
poema escrito por Lorca para despedir al torero sevillano Ignacio
Sánchez Mejías. Para mí Lorca era un surrealista nato. Sus
imágenes son enloquecidamente poéticas y sus palabras tienen unas
resonancias extrañísimas.
--Como las de Poeta en
Nueva York...
--Lorca entregó esos poemas a Xirgu
para un evento, y la respuesta de ella fue “Federico, ¡no
entiendo!”. Al introducir esa respuesta quisimos destacar que, aun
cuando su poesía fuera compleja, era para el pueblo que la toma y
disfruta.
--Tal vez por la “música” que
adquieren las palabras. Lorca tenía un afinado sentido musical y
había proyectado obras con Manuel de Falla (Lola, la
comedianta).
En La
memoria de Federico el
canto es fundamental. ¿Con qué criterio seleccionaron las
canciones?
--Las de Yerma y Mariana
Pineda estaban en la puesta
original. En esta versión me resultaba difícil hallarle
ritmo al unipersonal. Finalmente, decidí que las canciones debían
ser un puente entre una y otra escena. Elegí Ttres Morillas
(o Las moricas de Jaén) y otras de la Guerra Civil, de las
huelgas en Cataluña y el himno popular de los mineros de Asturias:
Santa Bárbara Bendita. Un canto que me fascinó siempre es el
de las lavanderas de Yerma: “En el arroyo frío/ lavo tu
cinta/ como un jazmín caliente/ tiene la risa./” ¡Es tan bella!
Recuerdo la Yerma que el director Víctor García trajo a
Buenos Aires. Mi mamá me llevó al teatro, y la canté desde muy
chica. Otra canción que no quise que faltara es “Yo me subí a un
pino verde/ por ver si la divisaba/, y sólo divisé el polvo/ del
coche que la llevaba.” Investigando, supe que la cantaba Antonia
Mercé, la Argentinita, bailarina y coreógrafa que nació en Buenos
Aires porque sus padres estaban de gira y murió en Francia en 1936.
Ella recibía al público con ese canto, acompañada al piano por
Federico. ¡Cuánta sencillez y belleza!
La memoria de Federico
Autor: Etelvino Vázquez
Actuación, canto y danza: Cecilia
Hopkins
Lugar: Centro Cultural de la
Cooperación, Av.Corrientes 1543
Sala Osvaldo Pugliese
Funciones: viernes de agosto a las
20.30
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